Panchiba Barrientos es investigadora feminista y doctora en Filosofía Política de la Universidad de Chile. En la actualidad es profesora invitada de nuestro Magíster en Estudios de Género y Cultura, mención Humanidades y del Diplomado en Estudios de Género. Durante 11 años ha sostenido el proyecto Biblioteca Fragmentada, un espacio virtual donde el conocimiento se democratiza y es presentado de forma libre para les usuaries, generando un catálogo amplio de lecturas libres sobre disidencia sexual, feminismos y teorías críticas de género, ordenados y puestos a disposición para que puedan descargarse de manera segura, gratuita y legal en formato pdf a través de la página web de la Biblioteca. Sobre las disputas del feminismo, los activismos digitales y el trazado de la memoria feminista en lo tecnológico hablamos en esta entrevista.
Por: Karen Vergara Sánchez
¿Cómo has vivido y sentido estos 11 años de Biblioteca Fragmentada?
11 años es un tiempo largo, ya sea para estar en internet y mantener en red un proyecto o para pensarnos apegades a una forma específica que quehacer feminista, así que lo primero que creo que habría que decir para pensar en el tiempo y la duración de la Biblioteca es que sostenerla ha sido, por una parte una insistencia y un gesto de porfía y, por otra, una posibilidad para establecer lazos y vínculos que desafían el paso del tiempo y saltan de un lado a otro entre archivos pdf, imágenes, lecturas, preguntas, encuentros, correos electrónicos y abrazos.
Lo que sí ha cambiado son nuestras posibilidades de acceder a ciertas informaciones y a los saberes feministas, así como, también, los modos en los que nos relacionamos con internet. Hace 11 años, cuando Biblioteca Fragmentada partió las redes sociales no tenían en nuestras vidas la presencia arrolladora que tienen hoy y los usos de internet no eran esos que ahora nos atraviesan en casi todos los ámbitos de lo cotidiano, sino que, más bien, se abrían ante nosotrxs como una apuesta o como un horizonte en los que era posible imaginar territorios de encuentro y disputa que desplazaran los modos de articular lo político, lo común y lo posible. Biblioteca Fragmentada mantiene en parte algo de ese sueño de apertura, activismo, colaboración y sentido del misterio y el anonimato que se jugaba en el internet de antaño, aun cuando hoy, muchas de esas apuestas se han vuelto más bien utópicas o de plano imposibles.
El tiempo de la Biblioteca ha sido uno de cambios radicales y, también, de continuidades. Cambios porque hoy hay muchas más de posibilidades de encontrar lecturas y compañeras feministas que hace 11 años atrás y de construir en torno a esos encuentros vidas y modos nuevos de estar en el mundo, de pensarse y de desafiar lo político a través de reflexiones y acciones que nos movilizan desde lo intimo y lo colectivo. Pero, también, de continuidades, porque muchas de las estructuras que han motivado el trabajo de la Biblioteca en todos estos años siguen vigentes y fuertes, e incluso se regeneran y potencian en la radicalización de ciertas narrativas marcadas por el odio, el miedo y la violencia que se actualizan y encuentran nuevas vías de circulación en la configuración de alianzas políticas entre grupos ultraconservadores de diversos orígenes, que buscan poner en el centro de lo público discursos y conceptos que actúan presionando nuestras vidas y expulsando de distintas formas a quienes se ubican o son puestos en los límites de los imaginarios y normas que imponen los sistemas heteroblancocompulsivos con sus sentidos obligatorios y excluyentes.
Frente a esa tensión entre cambio y permanencia -a veces cansados y otras llenxs de entusiasmo y fuerza- seguimos atentxs y con ánimo de continuar construyendo un espacio en que piensa leer, compartir y difundir como gestos de acción y apuestas de transformación que nos impulsen a imaginar tiempos feministas llenos de nuevas posibilidades, tiempos del hoy capaces de desafiar los sentidos de lo urgente y desde donde podamos abrirnos al encuentro de otros mundos.
¿Cómo has sentido la recepción de Biblioteca Fragmentada a lo largo de estos años?
A lo largo de este tiempo he intentado imaginar algo así como una comunidad difusa, inasible y conectada, sostenida a través del ejercicio de compartir lecturas y saberes feministas, disidentes sexuales y críticos del género. Esta sensación de comunidad y red ha acompañado todo el trabajo que realizado en torno a Biblioteca Fragmentada y es clave para pensar en los modos en los que es posible seguir adelante con el proyecto hoy. Desde los primeros meses de puesta en marcha del sitio web, la página ha recibido visitas, correos, comentarios y preguntas que llevan el trabajo de la Biblioteca hacia lugares que van más allá de un simple repositorio cerrado y pasivo a la espera de ser recorrido o descargado. Llegan textos de distintes autores que quieren cooperar con Biblioteca Fragmentada compartiendo en ella sus trabajos y abriendo, así, posibilidades para que sus reflexiones y escritos lleguen cada vez a más personas.
La página recibe también solicitudes y preguntas de estudiantes e investigadores que buscan textos específicos o que necesitan orientaciones temáticas sobre ciertos asuntos relacionados con los temas que forman parte del catálogo de lecturas.
En ese cruce de recibir textos, recomendaciones y preguntas, se juega nuestro sentido de comunidad y de intercambio, porque nos imaginamos como un espacio abierto que no se limita solo a clasificar y coleccionar materiales con licencias libres en pdf para ponerlos a disposición de un público de lectores potenciales, sino que dialoga con distintes interlocutores que a veces comparten materiales y otras veces los solicitan.
En torno a la recepción del proyecto es necesario señalar, también, que lo largo de todo este tiempo la Biblioteca ha contado con el apoyo de mucha gente que se ha comprometido no sólo con la necesidad de que el catálogo de la página siga creciendo, sino además con que Biblioteca Fragmentada pueda llegar cada vez a más personas interesadas en su archivo y en sus contenidos.
Sabemos que el compromiso del público y de otres activistas con el proyecto Biblioteca Fragmentada se ha materializado de diversos modos y ha permitido sostener la página durante gran parte de estos 11 años. A esas personas que comparten la página en redes sociales, que ponen referencias al catálogo de la Biblioteca en los programas de sus clases en distintas universidades y a aquelles que nos recomiendan entre amigues y compañeres activistas los imaginamos como parte de nuestra red y les damos las gracias por ayudarnos en nuestra tarea de compartir lecturas y textos libres.
Durante el mes de septiembre de este año realizamos una campaña de recaudación de recursos con la intensión de solventar los gastos de mantención de nuestro sitio web www.bibliotecafragmentada.org y estamos felices porque los dineros donados nos permitirán mantener la página en funcionamiento por los próximos tres años.
Soñamos, también, en nuestro proyecto como una red cuando lectores, autores y activistas nos ayudan, de distintas maneras y en diferentes tiempos, a seguir imaginando un mundo de lecturas libres y confían en nuestro equipo para construir y mantener el repositorio virtual de Biblioteca Fragmentada.
¿Qué otras iniciativas como Biblioteca Fragmentada recomiendas?
Hay muchas experiencias de internet y espacios no virtuales que buscan poner en valor la necesidad de compartir y generar conocimientos libres, estos espacios plantean preguntas acerca de cómo desafiar los modos tradicionales de circulación de los saberes y proponen mecanismos de intercambio que imaginan otras formas de movilización de escritos, imágenes, reflexiones políticas y distintos productos culturales. Viene a mi memoria de inmediato el trabajo realizado por la historiadora Claudia Montero en la pagina web Prensa de mujeres en Chile quien, desde la ciudad de Valparaíso pone a disposición pública un amplio archivo y repositorio de publicaciones y referencias de editoras de prensa chilena de entre 1850 y 1950.
Pienso aquí, por ejemplo, en el hermoso trabajo que realizan las compañeras que han levantado la editorial Bocavulvaria, en Córdoba, Argentina, quienes a través de sus traducciones y textos liberados han articulado un repositorio de voces lesbianas y feministas que, desde la teoría y la poesía desafían los imaginarios normativos del género y corren los márgenes de lo posible al invitarnos a pensar en propuestas y preguntas que nos obligan a desconfiar de los significados y límites de las palabras que han sostenido lo social en nuestro tiempo histórico compartido.
Si seguimos pensando en Argentina, me parece muy interesante y necesario el trabajo del equipo de Potencia Tortillera, que es un archivo documental del activismo lésbico de ese país. En su página web se puede acceder a distintos tipos de documentos, entre ellos producciones gráficas y teóricas, fotografías y registros audiovisuales.
Me parece importante destacar también el sitio América lee, el portal de las publicaciones latinoamericanas del siglo XX gestionado por el CEDINCI -Centro de documentación e investigación de la cultura de izquierdas. Se trata de una gran colección de revistas de distintos países a las que se puede acceder de forma remota y gratuita en formato pdf.
Pienso aquí también en Biblioteca Pública Digital, un proyecto de la ex-DIBAM que ofrece un servicio gratuito de préstamo de libros que se puede acceder a través de una aplicación que funciona en computadores, tablets y teléfonos celulares. Biblioteca Pública Digital tiene una colección interesante de textos sobre feminismos y estudios de género, pero no sólo eso, el equipo del proyecto se dedica con ahínco e insistencia a difundir esos contenidos y a visibilizarlos en fechas estratégicas.
También, aunque en un formato distinto, me parece interesante rescatar aquí algunos programas de radio podcast que pueden servir como punto de encuentro y contacto para el desarrollo de potentes e interesantes reflexiones que apuntan a discutir y compartir saberes feministas, sexo y corpo disidentes o críticos del género y las normas hetero-blanco-compulsivas. Estoy pensando en proyectos como Archivos feministas, Poliamorosas podcast, La hora trans, Lesboteca y Nada que perder. Todos ellos levantan sus voces desde distintos rincones de América Latina y se encuentran disponibles en Spotify, por lo que resulta relativamente fácil acceder a sus contenidos.
¿Crees que la sociedad chilena está más abierta a los feminismos? ¿Cómo te imaginas el rol de Biblioteca Fragmentada en nuestros escenarios actuales?
Esta me parece una pregunta interesante y me hace pensar en algo a lo que he venido dándole vueltas hace un rato más o menos largo. Creo que nuestra sociedad está actualmente más abierta a pensar en ciertos modos de los feminismos o a hacerse cargo de la instalación del concepto de feminismo como un espacio de apertura para reflexionar acerca de algunas formas específicas de lo político y de las violencias que tocan a algunos sujetos en los espacios de la vida cotidiana y en lo público. Sin embargo, creo también que esos modos en los que colectivamente, como país, nos hemos abierto a pensar este concepto y a integrarlo en nuestros espacios de acción, lucha y reflexión a nivel macro, están marcados por un cierto sentido del abandono y del despojo o más bien, por un horizonte imaginario que, en su afán de insistir en poner en el centro a las mujeres -sin desmontar críticamente y de manera radical los sentidos que construyen a dicho sujeto político-, uniforma ciertas experiencias y vuelve impensables otras.
Feminismo en el Chile de hoy, se vuelve al mismo tiempo una potencia que es movilizadora y capaz de activar muchas cosas, pero, se transforma, también, en una palabra informe que por su circulación masiva y cotidiana ha visto comprometida parte de su fuerza crítica. Feminismo, así, corre el peligro de volverse una palabra blanda, difusa, incierta y vacilante. Una palabra que condesciende y en la que se abandonan ciertos debates en pos de unos sentidos de la unidad, la totalidad y la identidad que nos hacen un muy mal favor.
No se trata, aquí, de pensar que tenemos que redefinir el concepto feminismo y buscarle un nuevo significado único, tampoco estoy diciendo que sea necesario demarcarlo para cerrar sus significados, porque ahora sus márgenes se han vuelto difusos por el uso y la circulación. Al contrario, necesitamos desbordar el concepto, disputarlo, restar y dejar de lado esos resquemores y miedos que nos llevan a aceptar sin demasiadas preguntas sus acepciones más obvias. Solo así podremos construir juntes nuevos sentidos que escriban feminismos desde una multiplicidad de posiciones, experiencias y lugares de enunciación que nos inviten a descentrarnos.
Necesitamos, entonces, abrazar el conflicto y abrirnos al disenso, es decir, dejar de dar por hecho los significados de las palabras que nos mueven y nos unen, asumiendo que es en la diferencia donde podemos encontrarnos. Pensar los feminismos es, como diría Gloria Anzaldúa, montarnos a horcajadas en el abismo y abrirnos a la experiencia de que nos zumbe la cabeza con lo contradictorio.
Al pensar en esto y en la pregunta por el rol de Biblioteca Fragmentada en los escenarios actuales, creo que lo que queda claro es que necesitamos seguir creando y manteniendo espacios dedicados a compartir saberes, conocimientos y preguntas feministas, sexodisidentes y críticos del género que nos impulsen -de distintas maneras- a movernos y a desconfiar de los lugares que nos empiecen a parecer demasiado cómodos u obvios.
En la pregunta anterior me invitabas a pensar en proyectos que pudiéramos imaginar como similares a la Biblioteca y yo te proponía un conjunto de iniciativas ligadas a internet que ponen en circulación discursos, reflexiones, críticas y denuncias que nos impulsan a repensar nuestros propios márgenes, zonas grises y barreras. Creo que la cercanía y la afinidad con esos proyectos se juega no necesariamente en los formatos, si no en la insistencia por rescatar y poner en lo público ciertos contenidos y preguntas, es decir, se articula imaginariamente cono una red discontinua y hasta contradictoria, posible de ser recorrida de múltiples formas, con cruces no siempre claros, ni lineales, ni obvios, porque los hacen distintas personas que al transitar internet e ir encontrando en ella distintos lugares crean mapas de conocimientos y pueden imaginar en torno a ellos nuevos lugares para pensar el mundo con otres.
Creo que, por mucho que internet haya cambiado en todos estos años, nuestros escenarios políticos actuales siguen necesitando espacios que imaginen compartir y difundir preguntas, conocimientos y saberes a través de la red como gestos de desobediencia y construcción colectiva. Compartir archivos pdf, armar repositorios o ponerle nuestra voz a un podcast son acciones políticas a partir de las cuales se vuelve posible encontrarnos, pensar en torno a nuestras diferencias y abrirnos a construir nuevas formas de estar juntes.
Este mes se celebra el aniversario número 11 de Biblioteca Fragmentada y como celebración han organizado este conversatorio, en el que se aventurarán a pensar sobre archivos, internet, disidencia sexual y circulación de conocimientos libres.
Participarán en esta actividad como invitades:
– Gilda Luongo
– Lucia Egaña
– Silvana Troncoso
Moderará Panchiba Barrientos
La actividad se llevará a cabo el 28 de enero a las 18:30 hrs (Chile) a través del facebook live de @bibliotecafragmentada: https://www.facebook.com/Bibliotecafragmentada