La segunda versión del concurso Tesis sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, organizado por Corporación Miles Chile, otorgó el primer lugar a Daniela González Arístegui por su trabajo “Antes cuando era libre: mujeres adolescentes (con)viviendo en pareja”: Negociación en sexualidad y autonomía en la toma de decisiones desde la perspectiva de género”, tesis co-dirigida por las profesoras Kemy Oyarzún y María Verónica Aranda en el marco del programa del Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
Con esta tesis Daniela González obtuvo el grado de magíster en Estudios de Género y Cultura en América Latina mención Humanidades el año 2018.
El Comité evaluador estuvo compuesto por Sebastián Cortés, trabajador social y magíster en Salud Pública y Planificación Sanitaria, Jovita Ortiz, subdirectora del Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido de la Universidad de Chile, Fernanda Marín, cientista política y magíster en Ciencias Sociales mención Sociología de la Modernización, y Fabián Farías, abogado y magíster en Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
En su tesis aborda la (con)vivencia en pareja desde la perspectiva de mujeres adolescentes y el ejercicio respecto de sus decisiones en sexualidad. Una realidad emergente cuya incidencia no ha sido analizada, señala.
Desde la experiencia como Trabajadora Social en el Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (CEMERA), Unidad Academica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en el período 2014-2017, observó transformaciones en cuanto a las relaciones de pareja.
Considerando a la sexualidad como un espacio de poder, realizó una investigación cualitativa que se acercó a la realidad de mujeres adolescentes que viven con sus parejas y estudió la negociación en sexualidad que construyen en este contexto.
Los resultados mostraron la prevalencia de un imaginario tradicional de género sustentado en el amor romántico, que promueve la naturalización de prácticas controladoras que permean sus espacios de autonomía y establecen normativas implícitas.
“Si bien las adolescentes perciben transformaciones en relación al pololeo, las que identifican como “la pérdida de la libertad”, valoran por sobre ello el acompañamiento constante y la función simbólica de protección que desempeñarían sus convivientes. El control implícito que comienzan a ejercer sus parejas obstaculiza sus posibilidades de negociar en sexualidad en temas como frecuencia de la actividad sexual y el deseo de embarazo”.
Jueves 17 de enero de 2019